domingo, 10 de mayo de 2009

Ivan Gardea: La gráfica en rostros y misterios.



El acercarse a la tradición, de la técnica, de los modos de representar, no es común en estos días de contemporaneidad artística, casi nadie se anima a decir más que de las superficiales de la vida moderna. Desentramar historias de personajes ficticios, que asemejan a los personajes de la vida real, de los que somos todos una parte de la mentira.

Ivan Gardea, Originario de ciudad Juárez (1970), encuentra en los rostros y en la figura humana, la más exacta representación y reflejo de la época actual. Sus personajes entramados en el complejo secuencial de líneas, de técnica precisa y valorable, se haya para todos el reflejo antihumano de los diarios transeúntes. Asustan tan verdaderos reflejos de las emociones humanas, carnales, desvariadas y grotescas, que acercan al espectador a las preguntas constantes que derivan de la máscara que portamos cada quien.

Son historias derivadas de una realidad pasada, casi medieval, de donde el imaginario de este artista que radica en la ciudad de Cuernavaca proyecta en sus magistrales grabados, de las diversas técnicas que se pueden utilizar a la hora de hacer una placa viva, este artista logra hacer de los personajes que han pueblado también sus hojas, un misterioso y complejo lenguaje visual, nutrido del conocimiento del arte, de la experiencia de vida y de la verdadera pasión por las técnicas primeras, y difíciles que ahora casi olvidadas para los nuevos artistas dan gusto a cualquiera que se acerque un poco más para maravillarse del logro en cada obra.

En el uso elemental de la grafica, la xilografía, este artista logra sacar de sus personajes una visión de la vida que sorprende, que logra conectar con las pasiones más bajas y misteriosas, de la nostálgica carga en sus expresiones, se deja ver la perdida de la inocencia, se nota en el grotesco, lo verdadero, lo satírico y crudo que puede ser el desvarió de la época moderna, de las victorias perdidas de la modernidad, las más duras de afrontar, la perdida de la confianza en los principios de progreso, de la escalofriante verdad que son las ciudades.

Arrima al espectador a conectar con la necesidad de la introspección, la fachada que es nuestro rostro, deja mucho que pensar al ver sus grabados, perversos, caprichos del imaginario del creador que compone, con sus certeros trazos, una pérdida, que es duradera y escalofriante, la del forro que vela la verdadera esencia humana, así también la aceptación en el hecho de que todos somos, como lo dice su reciente exposición en el centro morelense de las artes, “retratos imaginarios”, nunca completamente reales logramos ser para nadie, tan solo alcanzamos a ver algo de todos y un poco más de nosotros mismos.



Actualmente expone en el jardín borda su serie, “Imágenes del Limbo y desolación”, donde una vez mas Ivan Gardea sorprende y no deja nada que desear para el espectador que busca en una buena exposición exaltar, su capacidad de asombro, y el espejo que pude ser verse atraves del otro, de su gusto por la vida con el arte.


María de la Rosa


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