domingo, 15 de febrero de 2009

Torsiones




Debatiéndose entre el mundo de la pintura, el dibujo, el grabado y la escultura, Abel Sotelo encuentra su hogar en la interpretación expresionista de la forma, la cual se traduce por medio de machas perdidas y líneas rotas en el blanco del lienzo y el vacío del espacio. 

El artista posee una gran conexión con el medio, el material, la pasta que reanima el acto del oficio.

Su camino ha sido guiado por su evidente sensibilidad y su profunda conexión con la naturaleza, en especial con los cinco elementos. Se apropia de la tierra, creadora de vida y nutriente de su cosmovisión. Es posible observar la presencia orgánica en cada elemento así como la riqueza compositiva y la cuerencia cromática de las formas.


Abel Sotelo muestra en su última exposición "Torsión" , el resultado de su percepción ante las circunstancias de la vida "En el mundo en el que vivimos, el espacio te condiciona, te confronta a contínuos cuestionamientos. Por un lado, una sociedad que demanda presencia y participación, por otro lado la necesidad de habitar un espacio personal, que te permita restaurar la sensación de unidad. Son tensiones que activan los instintos, y se convierten en torsiones en busca de equilibrio"

A través de la intensidad del color, la plasticidad de las formas y el íntimo contacto con el material, el artista crea un juego dinámico que contextualiza su procupación personal llevando lo terrenal y matérico al mundo espiritual.


Laura Karina Kobeh 

Al encuentro del último sol

La lección de vuelo del último sol consiste en que la libertad es el centro de toda creación poética. Ningún espíritu es tan esclavo de la libertad como el espíritu poético. Llegados al punto de la verdad, es necesario librarse no solo de toda función utilitaria (Algo queda siempre – esperanza venal del poeta – disfrazada de “fama” o “infamia”), sino despojarse también de las normas formales de lo que pasa por buen gusto y deconstruir completamente la operación descriptiva que técnicamente esta entretejida en toda imagen fotográfica.
“Siete” Mapas de Contorno (fragmento), El último sol.


Como de todos los viajes que han sido para plagar la historia de lo que es poesía, de lo que es imaginario, de todo lo que se percibe como maravilloso y verdadero dentro solo para alguien, si tan afortunadas los miles de cuentos, de relatos eternos e inmutables dentro de todos; de encontrarse sabiamente el momento antes de la caída al último instante en que se les va la luz, y se les hace constante la sombra. Capturados, a los motores perceptibles de cada impaciente observador que se sabe en el momento privado de las imágenes.

Originario de la ciudad de México, nacido en 1943, formado como fotógrafo a partir de los libros y la experiencia, de hacer a su cámara para la foto de moda, del erotismo y de la magia visual de la que necesitan los discos. Ricardo Vinós cuenta con una trayectoria fotográfica extensa y nutricia, de diversas exposiciones en solo y colectivo; series de historias es lo que encuentro en las fotos que componen su extensa carpeta, llenas de alquimia precisa, en incendios, de entre santos, registros del exilio los personajes que fueron captados haciéndoles longevos. Secuencias, fotografía del cine, del rock, de un momento clave entre las piernas entaconadas y enmalladas siempre sensuales lo dicen todo.

Reconoce Ricardo Vinós el destino último de los fotógrafos en el libro, El ultimo sol, es el libro de las fotografías, que encontraron forma junto con las ideas escritas del autor; acompañándoles afortunadamente, completándose y haciéndose fieles a encontrar y alegorizar dentro de su más acertada comunión, lo que resuene con cualquiera que encuentre algo grave o delicado en ocho partes, inauguradas cada una por el lenguaje visual y escrito del fotógrafo, seguidas por el rastro de imágenes hacia la siguiente experiencia, o momento intimo que lo enmarque todo otra vez en letras e imágenes.

Son lecciones personales, memorias y sutilezas, de la aventura de quien gusta agarrarse como “tornillo ardiendo a la fotografía,” y así arreglarse la vida. Como gustoso señala Vinós, reflexionando sobre lo que después de diez años de experiencias fue la realización del libro, el ejercicio libre de la fotografía -y la historia con este-, se inauguran con el viaje a Chalma acompañado el protagonista por Malintzin, para interpretarlo todo tal vez. Fue escrito y ejecutado el oficio fotográfico de este trabajo hace ya veinticuatro años en el verano de 1983 y 1984. Su realización se empalma ya con los recuerdos y las experiencias del autor, y se sabe como un buen acontecimiento ese regreso.


El libro invita a la reflexión del último momento, y a encontrar los miles que pueden suceder como soles que se ocultan; las percepciones de cada página, que están bajo este símbolo del último sol. Y que con gusto de oficio hace grata la experiencia de encontrarse con las atenciones de quien le hace, con estas precisas fijaciones de la intención, hacia reconfigurar una realidad en una historia nada literal y hacerle así más fértil, en el terreno del imaginario.

Ahogado, como todos, por el peso asfixiante del cadáver del mundo, logré al fin ver que, sucedió el diluvio, todos somos carroña, pasto de los buitres. Mis fotos serán zopilote espiritual, necesario para devorar el cadáver del mundo –y acabarlo de matar- y para pasar el tiempo o lo que pase entre el último sol y la oscuridad final.
“Tres” El libro del último sol (fragmento), El último sol.

“El fotógrafo es un poco otra cosa dentro de las maneras de hacer arte”, Ricardo Vinos encuentra en el que entienda este oficio, como haciendo de algo diferenciado de un artista, aunque en esencia es lo mismo, una técnica, un modelador de sombras, compositor de elementos y de eventos, haciéndose a pesar de esto, el que es algo diferente por manejar el artífice aparato de las capturas del mundo en imágenes; olvidemos si son fieles a este espacio en que coincidimos todos, las piezas que salgan en la acción de hacerse cautivador de luces, son más bien concordantes con la voluntad del que las hace en papel más duraderas.

Rigiéndose por los deseos que permiten hacerse al conocer el lugar seguro y sus artimañas, en que la luz es propicia para comenzar el ritmo de los tiempos, las alteraciones de los químicos, de vidrios, de intensidades, acentos. Encontrar el ahora monocromo momento de todo esto, sacando de este sus máximas sutilezas al ojo, dejarlo como objeto de apreciación y desafío, es mucho ser un artista el fotógrafo por todo esto pero aun así, es otro, un buscador preciso, de esencias, sutilezas que se acerca a los personajes que convivieron y les hiso la posibilidad de ser repetidos tan tal cuales como sea el capricho, y contextualizados también según sea este.


Es grave la tarea escogida por el que decide portar la cámara y hacer sus disparos, sacar de entre la rareza, ahora ya cotidianizada de lo que es la imagen, ya pisoteada y humillada, con las vulgares utilidades que se le da a la fecha; una que decida conectar con el sentimiento generalizado, con el inconsciente atascado de mitos, de lo que es Malintzin para cada uno; encontrando las propias de las luces refractadas en ella, en su tan gris, blanco y voluminoso cuerpo, tirado en el colchón, ¿soñando?, sabiendo del fin del mundo. Haciendo una vez más la invitación a seguir leyendo el siguiente entramaje, de identidad, deseos, “la canción precisa y el poema de la aleación” quiere el autor saberse cuando llegue la carta.

Las fotografías construyen el dialogo por sí mismas, señalando la colonización, la que dejo de creyentes a muchos en el sincrético escombro de varios dioses, santos, ahora inertes varios de ellos en estampas capturadas dentro de las estampas del autor, inertes para poder ser contempladas, pero dinámicas dentro de “el gran luchador”, o en cualquier mexicano que haya sido capturado sus restos en el cementerio, o de su distracción entre el bullicio de las calles; clamados por la llorona los hijos de la patria hacia el morir para ver algo nuevo. Afortunado el día en que se dio el salto a la barda, atestiguando los últimos rayos; en la fiesta diaria de la ciudad, en el memorable relato de las ruinas, que ahora se extienden sobre todos, las que ahora tal vez para esta historia ya somos todos, sin ser algo nuevo desde entonces.

El ultimo sol encuentra la afortunada coincidencia, hacia lo que es constante en cada quien, la búsqueda, la intimidad, el anhelo que siempre nos arrima el arte, del que todos esperamos al acercarnos a él, una sola experiencia que exceptué el instante de su visión dentro de las más sórdidas y reales vivencias cotidianas. Así darnos cuenta que la mayoría quiere algo mejor, antes de que se oculte el sol y encuentre su visita la muerte, al temporal, al más placentero digno o visionario, en el que caben los contrarios que hacen el juego de todo momento, como lo es en el arte en la foto capturados.



Quien sabe a dónde van a dar los sueños, ecos dispersados para qué oídos.
Ocho “Luz de Norte” (fragmento), El ultimo sol


Abraham Villaseñor Ramírez

“A Lombardo no le empacha lo quieran los demás”

Aferrarse fielmente a pesar de las circunstancias, al sueño, al gozne encontrado de la creación de innecesarias realidades para todos los que encuentran comunión, en un mundo de racionalidades objetivas. Agarrar en las ideologías de una época el barco adecuado que zarpa con la intención de cambiarlo todo, a partir de las posibilidades que arrojan los otros mundos que aseguran una experiencia más plena, y que va a la contra de lo estipulado para compensarle.




Luis Lombardo encuentra en sus pinturas, en su experiencia como artista el innegable e indeleble transito por los comienzos de lo que parecía ser el cambio de las realidades sociales, experimentadas estas en los 60´s alrededor de casi todo el mundo. Y que han dejado en el artista viéndose desde este tiempo - desilusionado por su pueblo -, que se deja llevar por los mismos caminos de la burla y del gusto por ser engañado, la tristeza de que las cosas no han cambiado en tanto tiempo, es evidente en las platicas con esta persona de contradicciones, como se define a sí mismo el grabador, la nostalgia de las luchas pasadas en pro de realidades más fértiles para el arte y la vida en general, es en donde ahora cavilan sus reflexiones.


Formado autodidacta en el terreno de las artes; de familia de exiliados españoles Luis Lombardo nace en la ciudad de México en 1955, experimentando desde pequeño las realidades de este pueblo mexicano, y las de España, creándole una temprana conciencia política a través de sus abuelos que entre anarquistas y grupos de izquierda encontraron convivencia, de tolerancia y hermandad en este país al que se escogieron exiliar, o que el destino trajo por mar y con esto los cambios, como todos los lugares en que un contexto social rico de ideologías, dejan en los individuos, y en la huella del proyecto de nación, aun indefinido entre la grandeza del mexica y la confusión del mestizaje.


Siempre relacionado con el arte, desde sus padres hasta los enredos que entrama su familia en idas y venidas por los tránsitos mas raros de la vida, ha estado cerca como suerte de cosas a este panorama de visualidades y realidades sonoras, dice Lombardo, “Stan Getz y Charlie Parker fueron el soundtrack de la casa a la que llegaría a vivir”, con su padrastro el actor Sergio Bustamante, dejándole cerca este, afortunadamente, de sus mas excéntricas amistades, personajes como Alejandro Jodorovsky, Leonora Carrington entre otros, dieron cabida en el panorama de su infancia a ser testigo de los más raros parajes de platicas, así como el de la casa de la pintora, de quien Luis construye de sus memorias su obra, su alocada residencia de la que era vecino el impaciente niño, que fuera ayudado en sus tareas por el hijo mayor de la artista.
De las memorias de casa, Luis rescata las que se relacionan con la vida de la pintora, y de cómo dice literalmente, “le volaron la cabeza” el encuentro con colecciones de raros objetos, de flora y fauna, así como también su primer avistamiento microscópico en los misterios de su propia sangre, a los que le acerco Carlos Weisz el hijo de la pintora surrealista, quien doto desde muy chico el imaginario del grabador y pintor.


Define como crucial en su quehacer artístico las experiencias de vida. De las de esa casa que “parecía la biblioteca nacional” y que acercara a otra realidad, así como las que ofrece el México de esa época, en química perfecta con el carácter aventurado y radical del artista, quien se encontrara en problemas con la ley desde muy chico por querer participar, “de ese viento extraño que llego a la ciudad de México en esa época, y que nos puso locos a todos”, dice, “Me detuvieron en el cine Ermita con propaganda de la prepa de Tacubaya, y me llevaron a la delegación, pero le tenía más miedo a mi madre que al azul de la reja”.



Habiendo encontrado alarmante la velocidad con que iba su hijo para con relación a su vida, la madre de Lombardo decide enviarle a Cuernavaca a la casa de sus abuelos para corregirlo, esta, de entre tantas medidas para intentarlo sin remedio a fin de cuentas, son de las muchas experiencias que puede contar; siempre empapadas de la comicidad y de las agudas observaciones hacia la vida y el arte que ha sido su vida, y que han dejado los libros, los viajes de los lugares físicos y los de la psicodelia. Cargada su mochila de Frank Zappa, Captain Beefheart, un paquete de acuarelas, lápices y buena disposición de cambio, se agarro fielmente a sus principios de experimentarlo todo.

Ha participado en su quehacer artístico de diversos proyectos, tanto personales como colectivos, como el proyecto de capacitación emprendido por la Universidad de Guerrero como profesor de Grabado y Pintura, Ilustraciones en libros de Texto así como grandes hazañas del grabado en su taller personal, como la pintura de la carne, del abstracto y del paisaje.


Como ha de recalcar en su persona, “Los contrastes, las contradicciones” le han llevado a incursionar en su obra dejando como hilo conductor el no limitarse por nada, en no encerrarse en un concepto, dice, “Jamás modele mi carrera como artista, nunca fui de los que se querían relacionarse y vender, he encontrado la fortuna de vivir siempre del arte”. Como pintor se ha hecho desde su infancia, y como grabador encuentra su real serlo, hasta el momento de fabricar su primer tórculo, y montar su taller de grafica, “El patito azul” que era algo así como el taller patito y la paráfrasis del Jinete azul, dice Luis de este encuentro verdadero con la grafica.
Las visitas constantes de amigos y compañeros de oficio como Marcos Límenes, Julio Amador, Leonel Maciel y Roger Von Gunten, al patito azul, son algunos de los que han convivido y encontrado coincidencias en su quehacer con Lombardo.


Hablando de crisis, cuenta las de la economía y las del arte, refiriéndose a estas últimas con la oleada de arte conceptual que llegara a México, y poblara todo. “Estoy en contra de los dogmas ideológicos en el arte, son tan irrelevantes esas discusiones… No veo el arte como proceso de exclusión, lo maravilloso de este es que es un espacio para todo, tengo ojos para lo que sea mientras tenga sustancia y calidad, así como no defiendo un mal cuadro frente a una buena instalación, no sobre valoro una pésima instalación sobre de un buen cuadro.”

Creo que en estas líneas, y siendo como testigo fiel de estas aperturas la obra y la vida misma de Lombardo, se encuentra como un artista de cambios, de ideologías bien fundamentadas, y amor hacia la creación abierta del arte; - ¿Cuántos mundos existen en este mundo?, eso me interesa mucho ahorita-, encamina Luis hacia este tipo de reflexiones que considera más importantes a las que dirigen su curso hacia una sola tendencia artística vigente en este tiempo. “Siento que puedes vivir muchas vidas en una sola, siempre con virtudes rectoras en tu esencia del ser humano desde la bondad, virtud y belleza”.


Las posibilidades de la creación artística son latentes en personas de la tradición y de la apertura como lo es Lombardo, quien transitando por lo figurativo las búsquedas espirituales se hacen patentes en esas brumosas escenas, en las que un santo se quema mirando fijo al espectador, invitándole a pensar de sus virtudes y engaños, mientras que Caín y Abel se deshacen el uno al otro echados ya al suelo en pedazos. O con la misma soltura la técnica y del lenguaje se hacen presentes las visiones abstractas en que Luis encuentra el desafía de poner en la harmonía adecuada, los elementos de la pintura mas consiente y así mismo falta de esto.


En estas fechas Luis enfoca su atención en “Los anónimos Prehispánicos”, de los que ahora se nutre para crear, sin olvidar de los placeres de Rembrant, de ¡Goya!, de Massaggio. Esperemos deje mucho mas de que hablar con su obra, y de reír con sus pláticas por mucho tiempo, Luis Lombardo quien cierra la conversación musicalmente recordando a Zappa.


Abraham Villaseñor


Encontrar el centro de los laberintos como carreteras

Las virtudes o miserias de cada quien pueden ser medidas en las atenciones, en los centros de las miradas y los trayectos de pensares alrededor de los variados tópicos, o texturas, o relaciones amorosas, también de las fijadoras tentaciones a las que invita el arte.
Jaime Colín Cruz es un artista de la obsesión, de los tonos, líneas, de las texturas y calidades en las que centra su visión, las que le permite la gráfica. Nacido en el Distrito Federal en 1979, actualmente radica en Cuernavaca. Se acerca al arte primeramente por la Música, intentando tocar varios instrumentos se da cuenta de que como músico no es su camino, aunque siempre es constante su gusto por esta, y en las rítmicas líneas que componen sus obras se encuentra evidente.
Siempre llamado por lo abstracto comienza su proceso de formación en el Centro Morelense de las Artes, así estudia el técnico Superior Universitario, y dentro de todos los cambios que suceden en dicho centro, se termina también la Licenciatura cuando existe la oportunidad en las instalaciones de esta.
Para él cobra más sentido hacer del primer dibujo un detonador, para iniciar series de formas, de constantes, de obsesiones y de gustos en estas, siempre intentando encontrar un centro, partiendo de todas las posibilidades que le dan los materiales que escoge en el primero de los dibujos de la serie. De su primera secuencia de dibujos se encuentran acomodados recortes de papel china, compuestos cromáticamente en el plano e intervenidos estos con diferentes materiales para lograr degradaciones en la homogeneidad tonal del papel.
Siempre observador, Jaime se lanza a cada serie con la experiencia de la antecesora, con alguna sutileza que llamo su atención y decidió continuarla obsesivamente en la forma siguiente de sus fijaciones; como patrones de la naturaleza, encuentran forma laberinticos entramajes de línea, sean en tinta o en grafito, lo que importa es encontrar una calma, “Te quita el pensar de mamadas, te quita pensar en la gran obra y te pone en la idea de ir por un camino, una carretera”. Así Jaime encuentra el sentido en su quehacer, conectando.

De los lugares frecuentes de la introspección, de las sorpresas que se encuentran en estas, siempre se da a la tarea de exteriorizarlas, para después conectarlas con algo que les de tierra dentro del mundo fuera de él; como una necesidad de pertenencia, que se encuentra en todos, lo que remiten las obras de Jaime comúnmente es a esa hipnótica saturación abstracta que se encuentra, acercándose demasiado a algo, disfrutando de sus tonalidades, de sus repeticiones como moldes, los sentidos de red en los que se construye la naturaleza de las cosas, encuentran su manifestación artística, en la monocromática obsesión de Jaime por recrearlas.
Sin pensar abandonar el gusto por la creación artística, sino mas bien conectarse cada vez más a este, Jaime se centra también en las observaciones y acumulaciones fortuitas que se logran “Como en las piedras que parecen esculturas”, que intentan ser recreadas en las obras de papel, de cualquiera que tenga la textura precisa que le satisfaga, y que logre distraer el tiempo de hacer cualquier otra cosa menos real, menos disfrutable.
Jaime ha ganado varios estímulos para la creación, en diferentes instituciones, se ha abierto paso con su talento, que le ha permitido crearse una trayectoria joven y segura.
Abraham Villaseñor

Figuraciones del pincel, con los pies salidos debajo de la cama.



De la historia de la humanidad se entiende dentro de esta la del arte, pero se diferencía de ella, se hace sola y autónoma, por contener de las grandes proezas del hombre, las mejores, las que dictan la buena hora, la más cruda y verdadera para con las realidades de las que nos hacen a la fecha. No hay victoriosos o perdedores como la historia de los hechos, de tecnología, de grandes batallas, a veces sin sentido y se hacen fieles a su tiempo y a sus principios la historia de los hombres que plagan los museos, de los reconocidos y de los olvidados, de los anónimos, quienes dedicaron con devoción a la hora de hacer, lo único que encontraban con sentido.


Entender el porqué se sienten las preferencias en las posibilidades a la hora de crear la obra es imposible, cada hombre contiene sus historias propias, sus vivencias cercanas que le hacen. Para manifestarlas y hacerlas extensión de sí mismo, pero solas, aparte del creador pocas veces se logra con la certeza de manifestar una realidad visual. El transito como pasajero por el signo de la época que nos toca vivir determina en gran medida de las posibilidades creativas, Juan Batta, crea lo que ve como deseo, “Yo quiero eso y la pintura es un método para apropiármelo” es lo que menciona como parte significativa, y más acertada cuando lo crea es pintura realista.
Originario del Distrito Federal y viviendo ahora en el centro de Cuernavaca, Juan hace de sus encuentros casuales con cosas que le encantan, de su manera de hacer pintura; oficio de familia, con ambos padres pintores, su infancia se hace plagada de dibujos, modelitos de personajes y el gusto por no parar de hacer lo que le dicta su imaginación.
En un primer proceso creativo, Juan ilustra sus fantasías muy a la manera de comic, con la estética caricaturesca de sus primeros monstruos se deja ver lo que es para él, un trauma televisivo, tanto de constancia como de acercamiento vivencial, transformándose a sí mismo en el freak show de un programa infantil, ayudado por las miles de miradas, odiando de esta manera su habilidad modeladora, y dejándole por un sano momento de convivencia con el dibujo y el cromo de los pigmentos.
Batta quiere crear de sus pinturas el momento intimo, el que transmite la necesaria soledad que empuja dentro de las crisis personales hacia los nuevos lugares, menos abandonados, mas nostálgicos, como se hace consiente el mismo de dicho sentimiento de la época. “Todo ha sido orgánico no lo pienso, no lo intelectualizo me pide todo la misma obra y dentro de eso esta la nostalgia”, y en las exigencias sabe cumplir al lienzo y dejar como testimonio de eso, los objetos mas íntimos, los lugares más cercanos, que se pasan a la vista por el cotidiano del saturado panorama.
Encontrar las sombras precisas la luz modeladora del todo y sacar de esto una buena imagen que ayude a la creación de otra, es hacer doble oficio, el del fotógrafo y el del pintor, y armar de entre ambas una sola realidad, figurativa, realista, pero no por eso trillada o angustiosa como muchas veces se parece todo, fuera de los grandes sucesos del forje interior.
“Lo mío es lo que hago en el momento, ya después no me importa” no por eso desatendido de las responsabilidades de decir, sabe cuál de sus piezas es la que más se hace uno consigo mismo, y cual, de entre los pies salidos debajo de la cama amerita una sola frase para completarle y convertirle en una obra propia que lo coloca en la posición de la incertidumbre de intentar vivir por la pintura y para esta.
“Vivir en el arte es vivir al filo de la navaja, sin tener nada seguro”, y aun así seguir haciéndolo y encontrarle sentido por creer que no hay otra cosa que hacer, es como lidia con el peso de los pensamientos dirigidos a uno mismo; de las interesantes platicas que se pueden tener con él, las sabe como modeladoras de su persona, como nutritivos encuentros para los adentros que dejan con ganas de mas a pesar de las intimidaciones de hacerlo.
Abraham Villaseñor

Eduardo Castañeda


La obscuridad y la melancolía se funden en el trabajo de Eduardo Castañeda.  Artista visual nutrido por las expresiones del Punk, el Kitch y el Pop. 
Su búsqueda no existe dentro de la forma ni el fondo de la obra. Habita en la dimensión indefinible de los sentidos y sentimientos. Existe únicamente en el grito interno, la expresión de dolor e ironía. 
A través de coloridos autorretratos y obscuras interpretaciones, el artista abre las puertas al mundo de lo que existe más allá del fondo y la forma.
Ganador de la Beca foeca 2007, con un proyecto fotográfico que exponía la violencia en la mujer. 


Laura Karina Kobeh Sousa

Las pasiones, Bill Viola


Bill Viola es uno de los artistas más importantes del siglo XX, pues encontró un lenguaje propio y se convirtió en critico de su época, es un inventor de la mística y la magia del video.
Bill Viola es un artista bastante completo y multidisciplinario pues trabaja el video arte, la instalación y se preocupa por la parte más importante del proceso creativo que es el montaje dándole un giro escenográfico a su obra.
Su sensibilidad con el arte antiguo surgió cuando la National Gallery de Londres expidió una invitación para reinterpretar las obras de su colección, de la cual Bill Viola escogió el Cristo encarnecido del Bosco. Gran parte de sus videoinstalaciones son inspiradas de pintores medievales y de artistas de los siglos XV y XVI como Durero y Masolino.
Su obra más destacada, la serie de trece videos llamadas las pasiones es una reflexión épica sobre el devenir de los ciclos de la naturaleza. El origen de dicha obra se remonta a 1998 cuando se unió a un cuerpo de investigadores que estudiaban la representación de la pasión en la historia del arte y debido a sus circunstancias personales, pues a la muerte de su padre, Viola tubo la necesidad de mirar en los pintores del pasado el tratamiento de las emociones y poder plasmar su dolor. “Nosotros existimos para inspirarnos los unos a los otros y en este sentido puedo tomar la inspiración de los artistas del pasado. En un continuo de inspiración, y en una época de la propiedad intelectual, de las ideas, creo que el arte de compartir es colaborar entre todos”.





ROSIBEL LÓPEZ.

Xolotl Polo


"El límite es la puerta a lo desconocido, donde sólo hay cabida a los hombres que se encuentran despojados de su dignidad. Es el límite donde encontrarás la desnudez, donde sólo hay la obscuridad previa a la luz de un nuevo amanecer o de una muerte certera"  
  Xolotl Polo

Xolotl Polo es un acuarelista contemporáneo cuya intensidad se devela a través del color, la fuerza y la obscura complejidad de la  figura humana.
 Su interés primordial es romper las fronteras que dividen al pasado con el presente y al de aquí, con el de allá.
 Inicialmente, sus obras eran reflejo de la identidad mexicana. Ahora, el artista trasciende a un plano aún más abstracto, profundo y emocional. 


Laura Karina Kobeh Sousa


Roger Von Gunten


La pintura es signo poetico, todo en ella permanece y se transforma. El atre de Von Gunten impresiona, domina nuestra mirada por su espacio imaginario: mas que acrilicos sobre multiples materiales, sus cuadros son la pintura misma.


El Salto por el Pez
Acrilico/ papel 56/66 cm 2001

El arte de Von Gunten brota: es vision de la memoria, cada forma parte de cierto equilibrio. Diria Baudelaire: el equlibrio es forma viceversa. En la obra de este pintor encontramos la reinterpretacion en el uso del color, de la composicion. En esta idea de la creacion y de la pintura en relacion con la estetica, con lo bello y lo sublime. Von Gunten nombra, disuelve imagenes en el espacio; no traduce, profana.
La pintura de Roger Von Gunten es y siempre ha sido una busqueda interna, espiritual, simplemente un anhelo de verdad.


Reseña del articulo Miguel Angel Muñoz.
Alfonso Anastacio

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